viernes, 6 de marzo de 2009

UN INTENTO METAFISICO

Juan Queija / ciencia


La religión y la ciencia jamás han podido encontrarse, siempre han seguido caminos paralelos sin embargo ahora cada vez están más cerca una de otra.
Hay astrofísicos que se preguntan si es posible comprender el universo sin la intervención de un creador.
Este intento metafísico pretende esta finalidad.
El concepto de creación debe ser comprendido como la voluntad de un ser supremo de iniciar un proceso combinativo de la estructura material que previamente ha transformado de energías holísticas a la energía-materia oscura y estas a su vez transformadas en materia bariónica compuesta de particulas elementales , si esto es así el espacio-tiempo debe de formar parte de esta creación por tanto el determinismo de dios deja de tener sentido puesto que la propia holística no pertenece a este mundo material.
Si razonamos que dios es holístico no podremos relacionarlo jamás con la predeterminación material y por esta misma razón metafísica no debemos mezclar en nuestra lógica la idea de un dios holístico con la de un dios natural, según nos convenga.
La física cuántica no responde con claridad a ninguno de estos dos factores y por tanto no puede discernir donde comienza uno y donde acaba el otro sin embargo hemos descubierto que la relatividad es la primera de las leyes naturales y la física cuántica el último eslabón entre la holística y las leyes de la naturaleza. Parece pues obvio que nuestra elección deba ser la del dios holístico.
Con la opción natural debemos intuir que este universo forma parte de dios y en este caso tendría que regirse por leyes naturales, sin otras opciones para él. La segunda opción, la del dios holístico, imposibilita relacionarlo con el propio universo debiendo estar fuera de las leyes físicas y no pudiendo influir en ellas aún siendo su creador ya que la finalidad de la propia creación, para este dios externo, podría ser la influencia de las leyes física que rigen el cosmos y que hacen que funcione de la manera que lo hace incluyendo el deseo de ese mismo dios de que así sea.

Unificar el universo en una sola fórmula diferencial nos puede conducir a la duda de lo que representa un acto de fe.
Aparece aquí una paradoja muy singular, es decir que para intentar demostrar la existencia de un ser supremo debamos preservar al universo de una sola fuerza principal y tengamos que contar siempre con una dualidad física en lo que a las leyes se refiere como son la física cuántica y la relatividad para su propia demostración mística ya sea desde el punto de vista de un dios natural o la de un dios holístico. Hemos de recordar que con la opción natural queremos incluir al panteísmo, pues esta es la doctrina que identifica a dios con cualquiera de las cosas materiales.
El desconocimiento de la relación entre las cosas y las causas de esta misma relación nos han llevado al error de crear varios dioses y darles a cada uno de ellos un trabajo especifico y también una responsabilidad para cada una de esas causas de tal manera que sin darnos cuenta hemos construido una tabla de valores por la propia necesidad de encontrar una explicación coherente de los aconteceres del cosmos.
La idea generalizada de que dios puede existir de acuerdo con el conocimiento de las cosas viene a ratificarnos el concepto arcaico de lo sobrenatural en la época en que vivíamos en cavernas.
En esos tiempos nos asustábamos de cualquier fenómeno natural y cuando esto sucedía pedíamos a los dioses que nos ayudaran a comprender dichos fenómenos y también a protegernos de ellos por tanto el conocimiento de las cosas debe incidir en el conocimiento de dios y no al contrario.
De esta manera podríamos concluir de forma axiomática que CUANTO MAS CONOCIMIENTO POSEEMOS MAS CERCA ESTAMOS DEL CREADOR.
Ahora sabemos que este universo antrópico débil no debiera de existir tal como lo conocemos y debido a esto precisamente debemos manifestar que la creencia en un dios único debiera corresponderse con nuestro conocimiento del universo.
También sabemos que el cosmos posee una estructura que por si sola no es capaz de explicar de manera razonable su mecánica cuántica , tal vez la energía oscura deba estar ligada a esta mecánica universal , así que cabría también preguntarse si esa energía es una prueba evidente de la existencia de un ser supremo ya que este universo que conocemos no tendría ningún sentido de no ser así.
También debo tener en cuenta que la segunda ley de la termodinámica me enseña que la entropía va en aumento, es decir que el desorden de un sistema es creciente, por tanto puedo deducir, haciendo una retrospectiva en el espacio-tiempo universal, que el principio de lo que nosotros conocemos como universo debió de existir bajo un orden total, si no fuera así no podríamos obtener en la actualidad este sistema de desorden creciente.

La conclusión, basándonos en nuestra propia experiencia, es la siguiente:

DIOS DEBE EXISTIR EN LA MEDIDA DE NUESTROS CONOCIMIENTOS.

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